Por Ana Sebastián

• Ten claro lo que quieres contar.

• Es mejor intentar transmitir pocas ideas muy claras que muchas mal explicadas.

• Nunca debes dar nada por sabido.

• Es preferible no utilizar en exceso expresiones o desarrollos matemáticos que entorpecerán nuestro discurso y resultarán difíciles para el alumno.

• Una actividad de divulgación científica no es una clase.

• Debes saber qué objetivos queremos alcanzar para poder elegir los contenidos de una actividad.

• Trata de introducir referencias a lo que el alumno conoce, ejemplos cercanos o vínculos del tema divulgado con la vida cotidiana.

• Es importante contextualizar el tema, elegir un título atractivo y hacer referencias a la importancia de sus posibles usos presentes o futuros.

• Los investigadores jóvenes pueden dar una imagen distinta del científico y resultar más próximos a los alumnos.

• Habla siempre de forma sencilla pero no coloquial.

• Podemos introducir durante la actividad imágenes, vídeos o experimentos que ayuden a visualizar el tema que se está tratando.

• Es preferible distribuir la información en dos o tres bloques, e introducirlos mediante preguntas que renueven las expectativas del alumnado presente.

• Hay que tener en cuenta el nivel de conocimientos del alumnado al que nos dirigimos.

• En los talleres deberemos adecuar además su metodología a la capacidad de manipulación de los alumnos.

• Hay que reseñar qué se espera con la realización de la actividad.

• Deberemos dejar un breve tiempo al final para remarcar las conclusiones y responder a las dudas y preguntas que puedan tener.

• No hay que olvidar que queremos acercarles a la Ciencia, por lo que debemos mostrarnos accesibles.